jueves, 30 de octubre de 2008

¿Por donde empiezo?

Creo que este es el comienzo de una larga historia..

Hace tiempo que trato de sacar de mi mente y de mi corazón una serie de sentimientos que se habían apoderado de mi raciocinio y que controlaban la mayoría de las pequeñas y grandes decisiones de mi vida.

Mi historia comienza un veinte de marzo de 2001.. ¡Cómo pasa el tiempo! Aunque en realidad, y a raiz de los descubrimientos que sobre mi misma estoy haciendo en estas últimas semanas debería pensar que mi historia comenzó en el momento de mi nacimiento. Poco a poco iré desgranando todas esas cosas que me han hecho convertirme en la mujer que soy, con mis días malos y mis días buenos, con mis elecciones buenas y mis elecciones pésimas.

Recuerdo con vividez el viaje en avión hasta Italia, país que sería mi residencia durante seis meses, y mi llegada a Roma, ciudad que me moría por conocer desde que era niña.

Nunca podré olvidar el recorrido en coche guiada por las afueras de una ciudad que, en aquel momento, ya de noche, me pareció triste y oscura, ni la primera impresión al abrirse la puerta del apartamento en el que debía vivir..

Nunca olvidaré la imagen de aquella mujer rubia y menuda de rostro acogedor y afectuoso, en contraste con su pareja, un altísimo hombre africano, de piel negra como el ébano y sonrisa enorme.

Al abrirse aquella puerta encontré un segundo hogar, un lugar en el que sentirme bienvenida y apreciada desde el principio.

Esos seis meses fueron para mi un período de descubrimiento en todos los sentidos; conocer un idioma que tanto me gusta, una ciudad llena de rincones por conocer, un país extraordinario, gente que siempre ocupará un lugar en mi corazón.. Y por supuesto, conocerme a mi misma. No recuerdo otro momento de mi vida en el que haya podido sentir que cada momento del día era un aprendizaje, y que cada rato a solas conmigo misma era un momento de crecimiento.

Con aquella experiencia llegaron muchas cosas, cosas sobre las que iré hablando poco a poco.. No es mi intención hacer una relación cronológica de acontecimientos, aunque en ocasiones pueda suceder así, sino reflexionar sobre mi historia, y sobre las razones que me han llevado a a desear a una persona de una forma que me ha estado dañando, y que me sigue dañando.

¿Es posible sentirse atraido por una persona, tratar de convertirle en tu mejor amigo y no volverte loco en el intento?

Ahora estoy en proceso de "desintoxicación", y sigo pasándolo mal. Pasé de ser una mujer vital, alegre, luchadora y llena de proyectos a una niña (así me sentía, como una adolescente enamorada.. O mejor dicho, como una adolescente que cree estar enamorada!) ansiosa y frágil que buscaba en otra persona una razón para justificar su cotidianeidad y su rutina.

Y lo peor de todo es la elección tan desacertada que hice.. ¿Por qué tuve que conocerle, por qué tuve que mirarle a los ojos y sentir que aquel niño desvalido necesitaba de mi ayuda? ¿Os suena el rollo de la personalidad "cuidadora"?

Pues en eso me convertí yo, en una cuidador-salvadora que pretendía convertir en seguro, independiente y libre a un hombre que vive atado por su pasado y por su presente, de los que probablemente no sea capaz de liberarse.

Durante siete largos años he luchado por convertirle en mi mejor amigo, por entrar de lleno en su corazón y ocupar un espacio vital en su vida. Durante siete años me he engañado a mi misma, convenciéndome de que eso me bastaría, y de que sería capaz de mirar esa cara que me vuelve loca y controlar el deseo de hacerle el amor durante el resto de mi vida.

Para mi desgracia, tengo que admitir que es una persona muy inteligente, con un magnetismo natural del que no es consciente (aunque lo intuye), y una mirada profunda y oscura que puede engancharte y no volver a dejarte ir. Además, tenemos tantas cosas en común..

Pero al mismo tiempo es una persona introvertida y torturada, llena de dolor por su pasado, frágil y desconfiada con las personas, dispuesta a controlar siempre su vida y a cerrarse y proteger su corazón ante la mínima alarma. Para él yo he sido un soplo de aire fresco, una mujer afectuosa, abierta y divertida.. Problablemente la única persona que ha sido capaz de esperar y de luchar tanto por él. Pero al mismo tiempo soy lo bastante independiente, segura e impulsiva como para hacerle temer una relación conmigo.

Hace ahora 34 días decidí despedirme de él. No de forma definitiva (aunque quién sabe si llegaré a superar esto y a encontrar energía para volver a enfrentarme a él), pero si radical. Hace 34 días hice algo que no creí ser capaz de hacer nunca: apartarme de una persona a la que deseo muchísimo, de la que dependía, y a la que yo misma había convertido en un motor en mi existencia.. Ahora estoy atravesando mi proceso de duelo, cerrando etapas, próxima a dejar atrás la tristeza y convertir a S. en un recuerdo lejano.

Resulta asombroso darse cuenta de que en poco tiempo podemos ser capaces de olvidar el rostro de una persona con la que soñábamos a diario si encontramos la fuerza para hacerlo. Y tampoco puedo presumir de estar comportándome como una mujer fuerte y decidida, porque en el fondo sigo anhelando volver a verle pronto, volver a hablar con él, mirar sus fotografías. Solo que ese anhelo se va haciendo cada vez más débil, y mi tristeza se va volviendo cada vez menos intensa..

¿Seré capaz de volver a encontrarme con él y construir una verdadera amistad? ¿O volveré a engañarme a mi misma, y a preguntarme si acabará encontrando el valor para hacerme el amor algún día sin que ninguno de los dos espera nada más del otro?

La verdad es que se trata de una historia bastante compleja. Diría que puede titularse "historia de una obsesión". La obsesión por conseguir el amor de un hombre inaccesible, que me quiere y me teme por lo que él es y por lo que yo soy, pero que vive con temor de entregarse sin reservas.. Siempre he pensado que él necesitaría estar junto a una mujer bonita, sencilla y con un carácter dulce y manipulable que le permita sentirse a salvo. Yo soy demasiado independiente y fuerte para no constituir una amenaza para él.

Por eso ha sido siempre más fácil tenerme como amiga y mantener la distancia, al tiempo que jugábamos a un juego que, al parecer, me hacía mucho más daño a mi. Nunca he tenido el grado de intimidad que tenía con él con ningún otro hombre que no haya sido mi pareja. Me costará olvidar sus caricias en mi pelo y en mi rostro al verme sufrir, su ternura al sostener mi mano y acariciarme mientras permaneciamos juntos, tumbados en la cama. Una distancia tan corta entre su boca y la mia que hacía daño.. Tantos silencios, tantas miradas y juegos que me decían una cosa, y que sin embargo se cerraron de golpe con tu cobardía, con un "me he sentido atraido por en ocasiones, pero no consigo verte más que como una amiga".

Y una despedida hasta la próxima parada en el camino. Un momento para decir que te quiero, y para escuchar por primera vez, justo antes de abandonarte, que tú también me quieres.. Pero no lo suficiente como para luchar por la mujer que hay en mi, ¿verdad?

Yo no puedo más, tengo que superar este absurdo sentimiento que me ata a ti.. Non c´è la faccio più, devo superare questo assordo sentimento que provo per te!

Comunque,

Mi chiedo se starai bene.. Me pregunto si estarás bien...

Ti voglio bene.

Buona notte

No hay comentarios: