Jueves 2 de julio Mattia me llama por teléfono para comentarme que ha reservado ya el avión para encontrarse con nosotros en Francia. Hablamos de algunas cosas intrascendentes, y antes de cortar me pregunta si todo va bien. (es la única frase que introduce, y que ahora usa siempre, como una forma no directa de preguntarme como va todo el tema médico).
Como se ve que no es capaz de preguntarme directamente -por teléfono-, me envía un sms diez minutos después, en el que me dice, para mi sorpresa:
“Mañana me habría gustado acompañarte. En cualquier caso podemos hablar si te apetece. Hasta pronto! Muackk! :)”Digo para mi sorpresa porque no había comentado nada en toda la semana, y estaba convencida de que no recordaba que al día siguiente tenía algunas pruebas pendientes de hacerme.
Encantada por el detalle (ya sabéis, viniendo de él, con lo que controla su expresividad) Le respondo diciéndole
“Muchas gracias por preocuparte por mi, estoy bien. Y gracias por tu ofrecimiento, ha sido un detalle. Un abrazo!”.Al día siguiente, por la tarde, como estoy bien, sigo teniendo claro que no necesito hablar con él (me he convertido en una chica fuerte, o mejor dicho, “semifuerte”, pa´que voy a engañar a nadie!), le doy solo un toque, para que sepa que me he acordado de él y nada más.
Termina el día y no me responde. Me llevan los demonios durante un rato; primero me dice que querría estar conmigo, y que podemos hablar si lo necesito (porque en realidad no es capaz de tener la iniciativa de hacerlo él, de llamarme, aunque le apetezca), y cuando le doy un simple toque ni siquiera me responde??? Amos, anda!!
Pero a qué juega este hombre??? En fin. El berrinche se me pasa prontísimo, no merece la pena enfadarse. Pasa el fin de semana y el domingo me manda un sms en tono cariñoso, mandándome un abrazo. No le respondo (no me apetece, la verdad). Por la noche, sale por el messenger para hablar conmigo. Lo primero que hace, claro, es preguntarme si he recibido el sms (estará sorprendido, jamás dejo de responder a un toque o un mensaje, soy demasiado formal en ese sentido). Le respondo que si, que lo he recibido, pero que me he distraído y me he olvidado de responderle.
Decido cambiar de tema rápidamente y sigo como si nada. Hablamos durante un buen rato, como siempre, y en un momento dado decido decírselo directamente:
El viernes te di un toque, solo para decirte hola, y ni siquiera me respondiste (menos mal que ibas a estar pendiente de mi, vaya tela)
Ah... ¿No te respondí?
No, no me respondiste. De todas formas no te preocupes, por suerte tenía a alguien cerca con quien poder hablar... (toma puñalada trapera!)
Cambié de tema de nuevo rápidamente, como él bien me ha enseñado, y seguimos hablando como siempre.
Nos enviamos algún correo con normalidad, sin la mayor trascendencia, y charlamos en un par de ocasiones durante los dos días siguientes, pero ninguno de los dos volvió a comentar nada al respecto.
El martes hablamos, y recordé el tema de la carta que me había prometido, así que le pregunté como la llevaba. Me dijo que tenía el portátil fuera de servicio, y que la había dejado un poco aparte, pero que intentaría terminarla para enviármela antes de vernos. Me quedé con la impresión de que al final no llegaría a enviármela nunca.
Al día siguiente (miércoles por la noche), cuando ya me había olvidado de aquella pequeña demostración suya de “palabrería” (te digo que me gustaría estar ahí contigo y luego ni siquiera soy capaz de responder a un simple toque), cerca de la una de la madrugada, recibo el siguiente sms:
Hola! Todo bien? Perdóname de nuevo por lo del viernes (se refiere al dichoso toque, creo que era demasiado consciente de lo mal que quedó),
pensaba haber respondido a tu toque, quizá la llamada se interrumpió mientras te llamaba, no lo sé. Sobre la carta, está prácticamente terminada, pero prefiero esperar algún día antes de enviártela. Buenas noches!Hala, y ahí me deja! La carta está terminada, pero no te la mandaré todavía... ¿Y pq no me dices una mentira piadosa mejor? Tipo: estoy terminando la carta, en cuanto pueda te la mando.. ¿De verdad necesitas decirme que está terminada, pero que tendré que esperar? (Y encima pensará que lo está haciendo bien pq me ha avisado).
Y en ese compás de espera estoy, con días en los que no me acuerdo, y con días en los que debo hacer un esfuerzo para no subirme por las paredes. ¿Debo esperar mucho de esa carta? En realidad creo que no. Se supone que en ella iba a ser todo lo claro que no había sido conmigo hasta el momento, y que iba a responder a muchas de las cosas que yo le decía en la carta que le mandé antes de que viniera a verme, en junio...
Cuando las preguntas y las falsas expectativas me asaltan trato de pararlas rápidamente, diciéndome a mi misma: “no te va a decir que está enamorado de ti, no seas gilipollas y deja de hacerte ilusiones, te dirá cualquier chorrada y pensará que te ha dicho mucho". E incluso trato de imaginarme las cosas insustanciales (o al menos que a mi no me guste oír) que me dirá. Pero no puedo evitar tratar de preguntarme de vez en cuando por lo que habrá escrito en ella, así que aquí estoy, terminando el lavado: centrifugando.
Por el momento, tendré que esperar. No creo que sea capaz de enviármela antes del jueves.
Eso si, en esta ocasión no haré una porra, chicos, porque no espero demasiado... Lo tengo claro: Mattia me decepcionará, como tantas otras veces.