lunes, 15 de diciembre de 2008

Consejos para superar una ruptura

En una entrada anterior explicaba que existen una serie de etapas que conforman el duelo. El duelo es un proceso doloroso que experimentamos cuando nos alejamos o cuando perdemos a alguien a quien nos sentimos estrechamente unidos, incluso aunque lo hayamos decidido nosotros mismos, como sucede en mi caso.

El duelo es común a todas las personas, y se desarrolla a lo largo de varias etapas que pueden variar en duración, intensidad y orden, dependiendo de la persona, del valor que se concede a dicha pérdida, etc..

Esta explicación resulta fundamental porque nos ayuda a comprender los sentimientos que estamos experimentando, y nos da la esperanza de saber que se trata de un proceso con recuperación, del que acabaremos saliendo antes o después.

Las etapas básicamente son: choque, negación, protesta, depresión y aceptación.

Saber que sentiremos rabia y una honda tristeza,entre otros, nos alerta ante todo lo que está por llegar, y nos prepara para sentimientos que harán tambalear nuestros cimientos cuando lleguen.

Lo importante es que no perdamos de vista que saldremos adelante, que sobreviviremos, aunque en ocasiones no lo creamos así durante el proceso y pensemos que la tristeza y el vacío nunca nos abandonarán.

Estos sentimientos pueden desaparecer y volver a regresar a nosotros en momentos diversos mientras el proceso de duelo esté aún elaborándose. Con frecuencia, la ira o la tristeza regresan cuando creíamos haberlas ya superado y vuelven a adueñarse de nuestro corazón, pero no debemos interpretarlo como un retroceso o como una señal de que no avanzamos, sino como un síntoma de que estamos siguiendo nuestro camino.

A la hora de olvidar a una persona pueden sernos de mucha utilidad estos consejos:

1. Guardar fotos, vídeos y otros recuerdos en un lugar bajo llave, o que no resulte de fácil acceso. Si no lo hacemos así, probablemente nos encontremos mirándolos una y otra vez en un intento de no olvidar su rostro, su voz... En resumen, de mantenerle cerca de nosotros en un cierto sentido.

2. No caigamos en la tentación de llamarle una y otra vez, o de conectarnos constantemente a messenger o gtalk (etc.) en un intento de hablar con esta persona o de verle conectado/a.

3. Debemos obligarnos a salir a la calle. Habrá momentos en los que necesitemos tumbarnos en la cama o en el sofá y dormir, seguramente porque la ansiedad habrá alterado nuestro sueño y nos sentiremos cansados. Nos lo podemos permitir de cuando en cuando, pero no podemos cometer el error de convertirlo en una rutina (en especial porque puede ser el primer paso para caer en una depresión), tenemos que salir y mirar hacia el cielo siempre que podamos.

4. Debemos obligarnos a realizar actividades que nos resulten gratificantes, aunque ponerse en marcha, sobre todo al inicio, suponga un esfuerzo extraordinario para nosotros (leer, ir al cine, de compras, salir a pasear, salir con los amigos, hacer ejercicio..). La actividad física puede ser de especial utilidad, ya que nos ayudará a descargar y canalizar la ira cuando esta llegue, y permitirá que nuestro cuerpo libere endorfinas (responsables de hacernos sentir bien). Vale cualquier tipo: senderismo, natación, danza, yoga, danza del vientre, artes marciales, etc.

Puede ser interesante que realicemos actividades nuevas para nosotros, y que intentemos conocer a gente nueva. Obviamente, esto último nos puede llegar a resultar incluso aversivo al principio, pero os aseguro que en poco tiempo llegará el momento en el que empezaréis a sonreír espontáneamente, y en el que volveréis a sentiros cómodos entre gente a la que no conocéis.

5. Intentad pasar la mayor parte del tiempo distraidos/as. No se trata de huir de lo que estáis sintiendo, si no de evitar que estos pensamientos os invadan y os controlen. Pero si la otra persona viene a vuestra cabeza no lo neguéis, no os obsesionéis con la idea de controlar el pensamiento. Dejadlo fluir, y de una forma relajada, tratad de desviar sutilmente vuestra atención hacia cualquier detalle de vuestro alrededor que os permita distraeros.

6. Buscad el consejo y la escucha de dos o tres personas, amigos en los que confiéis y que puedan oíros y haceros sentir comprendidos en cualquier momento de bajón. Hablar sobre las cosas, contarlas, ayuda a superarlas.

7. Permitíos llorar cuando lo necesitéis, porque con el llanto nos abandona un dolor que, de otra forma, permanecería dentro de nosotros.

8. Permitíos sentir libremente la ira, intentad expresarla de una forma sana, que no resulte dañina para vosotros o para otras personas, animales o cosas (gritar a pleno pulmón en un paraje solitario, golpear o morder la almohada, hacer ejercicio intenso, etc.)

9. Buscad una forma de expresión artística que os permita liberar los sentimientos que vais experimentando: escribir, pintar, dedicar tiempo a algún tipo de hobbie o manualidad, etc.

10. Inventad un ritual que os permita despediros de esta persona y cerrar la puerta. Probablemente tengáis que esperar un tiempo para estar preparados/as antes de poder hacerlo, pero antes o después os puede ser de mucha utilidad, aún siendo un hecho simbólico. Sed libres y diseñad ese ritual de la manera que más os plazca, incluso si queréis hacerlo de la forma más extravagante que se os ocurra...

Pronto el tiempo comenzará a fluir de nuevo, los días dejarán de ser eternos y volveréis a sentiros vivos sin pensar en la otra persona continuamente. Los recuerdos irán perdiendo emoción progresivamente, y os irá llenando un sentimiento de orgullo y de satisfacción enormes (si, eso que parecía que nunca llegaría!) al daros cuenta de que habéis conseguido sobrevivir, de que podéis seguir avanzando, y de que la vida existe más allá de él o de ella.

Os aseguro que veréis resultados en un par de meses si seguís adelante -y de forma constante- con estos consejos, y que a partir del tercer mes el tiempo volverá correr y dejará de parecer eterno.

No hay comentarios: