
El tiempo pasa..
Ayer se cumplieron cinco meses desde el día en que te dije que debía apartarme de ti. Durante estos días oscuros, que con frecuencia se hicieron tan eternos como solo puede serlo el olvido, he atravesado momentos de todas las clases y colores..
Los primeros meses se pierden ya casi entre la neblina del dolor, la tristeza y la agonía de mis recuerdos. Comencé luchando por buscar un nuevo sentido a mi vida, pero no podía evitar asfixiarme en la rutina inmensa a la que se habían anclado mi cuerpo y mi alma.
Hace tantos años que soñaba contigo..!
Tantas ocasiones en las que estuvo a punto de consumirme el deseo..
Tantas noches de insomnio tendida a tu lado sobre una cama, en la oscuridad, sin ser capaz de tocarte...
Tantos momentos para sentir como se estremecía mi cuerpo con el contacto tierno de tus dedos..
Tantos momentos de placer en soledad, pensando que hacía el amor contigo..
Demasiado deseo contenido, demasiada tiempo perdido en mi alma, demasiadas razones dolorosas para comprender el por qué de todo ésto, demasiada cobardía para ser capaz de afrontarlo y ponerle fin hasta ahora!
Me resulta curiosa la sensación de haber sabido desde siempre la razón por la que te elegí, y, a pesar de ello, haber continuado adelante. Tal vez sea verdad que, en el fondo de mi misma, por debajo de toda esa mierda con la que intento convencerme de que busco la estabilidad en mi vida, necesito en realidad de la incertidumbre para sobrevivir.
Siempre representaste eso para mi. Un reto, un desafío, alguien asombrosamente parecido a una figura fundamental de mi pasado a la que tenía que salvar, a la que debía redimir antes de que se convirtiera en una persona infeliz y amargada.
Ese era mi papel, el eterno juego de salvadora, la mujer cuidadora, fuerte y llena de vida que debía abrirte al mundo y enseñarte a amar.
Soy consciente de que logré mucho en estos años, y de que, tal y como alguna vez me dijiste, admirabas mi independencia, mi fuerza y mi entusiasmo. Pero al mismo tiempo, estas cualidades me alejaban de ti. Porque, ¿cómo podías ser capaz de amar libremente a alguien que te recordaba constantemente lo frágil y temeroso que eres? ¿Cómo amar sin condiciones a alguien intenso y apasionado que podría romperte el corazón cuando quisiera?
Sé que tu inseguridad y tu miedo mantuvieron un control constante sobre cada latido de tu corazón, aunque en ocasiones el ritmo se hiciera rápido como para poder pararlo de golpe. Cuando eso sucedía, buscabas la forma de protegerte y te apartabas de mi.
Finalmente, hace ocho meses me cansé de luchar por tu alma, y comprendí que tenía que poner todas las cartas sobre la mesa. Para ti resultaba demasiado cómodo disfrutar de mi compañía, y del amor incondicional que intuías en mi sin entregar del todo la tuya...
Aún recuerdo vívidamente la expresión de tu cara, mezcla inmensa de dolor y de felicidad contenida al escucharme decir que estaba loca por ti..
- Sono pazza per te..
Muchos años, y demasiado esfuerzo para ser capaz de articular en voz alta palabras tan simples mirándote a la cara.
Jóder, como dolió decir aquello! Saber que apartaba la piel y los músculos que protegían mi corazón para exponerlo al alcance de tus manos, después de tanta ironía, de tanto sarcasmo, de tanto luchar por hacerte creer que no eras importante para mi.
Pero la parte de ti que se quiere, aunque pequeña, siempre supo que en el fondo no era así. Siempre supo lo importante que eras para mi.
Lo intenté, te juro que lo intenté. Traté de continuar a tu lado cortando de raíz lo que sentía, pero no fui capaz. Y era algo que me hacía tanto daño..! No me bastaba saber que sentías algo por mi, si no eras capaz de darme lo que necesitaba.
Solo te pedí una cosa. Simple, directa, sin compromisos..
- Non ti chiederò niente altro...Fai l´amore con me.
(No te pediré nada más. Haz el amor conmigo..)
Aún permanece en mi cabeza la imagen del silencio en tu rostro, diciendo que no con un sencillo gesto, sin decir una palabra, porque no encontraste el valor para responderme en voz alta. O el recuerdo del dolor en tus ojos al escuchar que tal vez necesitaría alejarme de ti, antes de que tuvieras la certeza de que sería capaz de hacerlo.. Tuvieron que pasar casi treinta días hasta que mi mente, lúcida y malherida, fuera capaz de hacerlo. Algo que nunca pensé que podría hacer.
Nunca antes te tuve tan cerca. Nunca antes fuiste capaz de reconocer que sentías algo por mi, pero no encontraste el valor para darme lo que necesitaba en aquel momento. Y yo solo te pedí que me dejaras hacerte el amor..
¿Acaso te pedí que me entregaras tu alma? Y sin embargo, en cierto modo eso fue lo que hiciste. Me entregaste tu ternura, tu afecto. Grabaste en mi piel el tacto imborrable de tu mano recogiendo con fuerza la mía en aquella cama, durante esa larga última noche, al tiempo que con la otra acariciabas mi rostro sin descanso y rodeabas mi boca con tus dedos, sin atreverte a parar en ella.
Sentí tanto amor y tanta ternura en tus brazos!
Finalmente, a pesar de todo, no fue suficiente. Mis labios se estaban marchitando lentamente, y mi cordura no habría podido sobrevivir durante otros siete años, a la espera de que perdieras el miedo a vivir.
Eres demasiado complicado.
Y yo te esperé ya tanto..
Tal vez por eso te dije, antes de marcharme, que tan solo te había deseado, y que jamás habría querido tener una historia de amor contigo.
Lo que no te dije entonces, ni te diré ahora, es algo que no he sido capaz de reconocer ante mi misma hasta hoy.
Duele tanto admitirlo..
Me enamoré de ti como una niña. Y aún te amo, bobo.